Son cosechadas entre los meses de noviembre a enero, que es el momento perfecto para obtener de ellas un sabor dulce y suave.

Las cerezas deshidratadas, concentrando los nutrientes de las cerezas frescas, son una fuente poderosa de antioxidantes que combaten enfermedades crónicas.

Su alto contenido en fibra regula el sistema digestivo, previene el estreñimiento y promueve la saciedad. Además, poseen propiedades antiinflamatorias que benefician diversas afecciones. Ricas en vitaminas y minerales esenciales, como la vitamina C, el potasio, el hierro y el magnesio, son un aliado para el buen funcionamiento del organismo. Las cerezas deshidratadas también mejoran la salud del sueño gracias a su contenido de melatonina, fortalecen los huesos y optimizan el rendimiento deportivo al proporcionar energía y ayudar en la recuperación muscular.